La llegada de Jeremy Lin a adidas tiene más sentido en el plano mediático que en el momento final de que el usuario final decida o no comprar la zapatilla del jugador. Lin tuvo su momento de gloria en la temporada 2011-12, jugando en los NYKnicks paso de ser un jugador con contrato de semana en semana a promediar 30 puntos por partido y pasar del banquillo a lanzar los tiros decisivos para el equipo de la Gran Manzana. En aquel momento estaba con Nike, que viendo aquel momento de popularidad le amplió el contrato que tenía, incluso llego a tener alguna zapatilla realizada con NikeID, pero el negocio redondo estuvo en las famosas camisetas de «Linsanity».
La historia lo tenía todo para ser parte de una película: momento, escenario y personajes principales. Ahora, Lin juega regularmente en Houston de una forma regular, promedia 14 puntos por partido y, entrando más en ventas, su camiseta no esta entre las 15 más vendidas de la NBA, aunque es la 4 más vendida en China, de zapatillas no hace falta comentar que posiblemente se puedan contar con las manos las zapatillas que vendió Nike con algo relacionado al jugador graduado en Harvard.
Su paso a adidas parece que tiene que ver con el mercado asiático, donde adidas y Nike ponen todo su empeño en llegar, pero también se plantean las dudas de si es o no buen fichaje. Diría que en esto de las zapatillas, 3 venden (Kobe, LeBron, DRose), y los demás juegan al baloncesto. Al menos, la llegada de Lin hace que adidas tenga un poco de visibilidad, con Nike controlando casi el 90% (entre Nike y Jordan) de los jugadores NBA.
En el primer partido del jugador con la marca se calzo las adidas Crazy Light 3, mismo modelo que calza Ricky Rubio.
